Eduardo Jiménez J.
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@ejj2107
Parte de la “leyenda negra” es que la constitución del 93 y en especial el capítulo económico impiden el bienestar y progreso de las regiones. Veamos.
El gasto público es la suma de bienes y servicios que compra el estado, y cuando decimos estado nos referimos a los tres niveles de gobierno (central, regional y municipal), mientras que la constitución económica (CE) es un conjunto de premisas elevadas a precepto constitucional (libertad de contratar, economía social de mercado, independencia del BCRP, etc.).
El gasto público del año 2022 anda bastante atrasado en diferentes regiones. Ancash (zona minera) está en alrededor del 70%, Arequipa cerca del 80%, Tumbes en 86% y así (info: https://apps5.mineco.gob.pe/transparencia/mensual/default.aspx?y=2022&ap=ActProy).
Con el proceso de regionalización la competencia y ejecución del gasto público corresponde a las regiones, igual que las municipalidades en los asuntos de su competencia, por lo que el atraso en la ejecución de las obras corresponde a las regiones mismas, no a la CE, la cual no prohíbe ninguna trasferencia de recursos hacia las regiones.
Pero no solo es “gastar el dinero” asignado, sino la calidad del gasto y la eficiencia del mismo en satisfacer necesidades de la población. No es lo mismo gastar el dinero en un monumento al camarón que en una escuela o un hospital.
Y otro tema que no se dice es la sobrevaloración de las obras y la mala calidad de las mismas. En los tres niveles de gobierno existe sobrevaloración de obras con las llamadas adendas. Ya vemos como en la Refinería de Talara, obra inicial de 200 millones de dólares, ya está por los 6,000 mil millones y la cuenta sigue subiendo. Y lo peor es que tendremos un elefante blanco cuando se culmine. No se diga de la microcorrupción en los gobiernos municipales, donde muchas obras son entregadas “a dedo”.
Por eso apreciado lector que no le vendan gato por liebre. La constitución económica no tiene nada que ver con el mal o ineficiente gasto público que acometen los tres niveles de gobierno. Que no le vendan cortinas de humo.
